martes, 24 de noviembre de 2009



Taller de Novela
Dirigido por Eugenia Prado y Diego Ramírez

Una vez por semana
Lunes de 19:30 a 21: 30 hrs.

Lugar:
Carniceria Punk
Moneda 1741. Local 8
esquina Almirante Barroso.
Metro Los Héroes.

Objetivo Final:
Construccion de la Primera Novela Múltiple
Creación colectiva entre alumnos y autores del taller.

Duración: 4 meses

Contenidos:
Estructura. Formas. Estilos. Géneros literarios.
Atmósferas. Creación de Personajes.

Autores:
Faulkner / Woolf / Joyce / Cortazár / Donoso /
Eltit / J.L. Martinez / Garcia Marquez / Bombal /
Lispector / Droguett / Brunet / Bolaño.

Eugenia Prado Bassi: Diseñadora gráfica titulada en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Autora de: El cofre (Ediciones Caja Negra) 1987. Cierta femenina oscuridad 1996 y Lóbulo 1998 (Editorial Cuarto Propio). En 2004 presenta Hembros: Novela Instalación, montaje que contó con apoyo del Consejo de la Cultura y de las Artes estrenado en el Galón Víctor Jara. En enero de 2006 presenta Desórdenes Mentales, obra de teatro dirigida por Alejandro Trejo. A fines del 2007 publica Objetos del silencio también en Editorial Cuarto Propio.


Diego Ramírez: Periodista y escritor. Ha publicado los libros de poesía Corazoncito / Noche (2002), El Baile de Los Niños (Temple ediciones, 2005) y Brian, el nombre de mi país en llamas (Ed. Moda y Pueblo, 2008). Ha recibido el Primer Premio en los Juegos Literarios Gabriela Mistral (1999), el Premio Mustakis a Jóvenes Talentos (2001 y 2002) para creación poética e instalación de arte; la beca del Consejo del Libro para Escritores Nóveles (2003), la beca de la Biblioteca Nacional (2003), de la Fundación Pablo Neruda (2007) y de Creación Literaria del Consejo Nacional del Libro y la Lectura para terminar su proyecto poético "Mi Delito" (2005) y el año 2007 recibe una Beca del Ministerio de Cultura para desarollar un proyecto poético del libro inédito Mistrala. Actualmente dirige los talleres literarios Moda y Pueblo y El Arte de la Resistencia en el centro cultural Balmaceda 1215.



mas informacion:
palabra@vtr.net
modaypueblo@gmail.com

lunes, 23 de febrero de 2009

Ejercicio Cinco

LABIOS COSIDOS
(Rodrigo Beas)



Todas las palabras que he pensado, todas ellas, viajan divididas por mi cuerpo para jamás ser dichas. Ni papá, ni mamá, ni mis hermanas, ni el perro, ni el gato han escuchado una sílaba de mi boca hinchada de letras que bailotean descoordinadas un silencio predestinado.

Mis labios están cosidos con hilos que cuelan mi lenguaje ajeno a este mundo. Nací para incomunicar, para no definir ni redefinir relaciones afectivas con nadie. 24 años en que mis labios sólo saben de marraquetas crujientes, a diario, que riegan con su vitamina B, neurotrasmisores que trasportan una fatal incertidumbre.

Mamá, me quiere, yo lo sé, pero a veces me grita, me amenaza con una cuchara de palo, porque en mis momentos de crisis - cuando intento comunicarme con gestos que no corresponden a mis palabras balbuceantes- sulfura. Ella fuma, fuma mucho, mimetizándose con mi angustia.

Tartamudeos penetrantes estallan en mis oídos como turbinas girando crecientemente. Siento ruido en mis tímpanos, murmullos que no puedo escuchar, ruido importuno que no ha parado en 24 años, ruido que me persigue y que a ratos se extiende no importando si son las 6 am, la una de la tarde, o a las tres. Porque para mi no hay horarios. Puedo caminar de la cocina a mi pieza y de la pieza a la cocina tres horas sin parar, mientras las turbinas trabajan a toda velocidad pegadas a mis orejas.

Es ahí, cuando exploto palabras no dichas y cuando los flujos sanguíneos están alterados al máximo, la sangre se intromete, siempre la sangre, con las palabras, las cerca, les pone un candado una a una y las deja calladitas para siempre, las destruye como un virus fagocita del núcleo de una célula, ella arma un entramado con mis emociones aspirándolas como una vampira.

Mamá, siempre mamá, pegada a mi como las turbinas, fumando, vigilando la cocina para que yo no me engulla el refrigerador, me da unas pildoritas que humedecen las neuronas, pero a un precio que ni les cuento porque la boca, siempre la boca, se seca, entonces entro al baño, mil veces, en mis paseos noctámbulos para tomar agua, mucho agua, de la cañería.

Los flujos internos se ponen en marcha encerrando palabras, encarcelando mi lenguaje, esclavo de mensajes que no cuajan a tal punto de echarme a perder mi estomago, y al baño de nuevo para eliminar oraciones desahuciadas en forma de fecas.

Las secreciones inician erosiones de mis órganos , impulsadas por las malditas turbinas que no paran de trabajar, siempre las turbinas, nublando mis ojos que no miran a nadie.


Voy a explotar de estar dentro de mi. No miro, no hablo, no como, embucho todo a mi paso. Me masturbo con movimientos precisos, dosificados, intensos a hurtadillas de la cuchara de palo, los jugos se desprenden y mamá, como una esclava limpia, y limpia, con su cigarro en la mano. Suena el despertador, 6 am, papá se levanta, hay hambre, siempre el hambre, y la urgencia biológica de trasmutar la sangre empapada, siempre la sangre, de mis emociones y palabras.

Neurotrasmisores se van desconectando uno tras uno al mismo tiempo y a veces dos y tres y cuatro hasta no parar, entonces grito, y muevo la cabeza rápidamente, como un animal rabioso tirando manotazos, sacudiéndome esa sensación de múltiples pensamientos fragmentados. Mamá que se había acostado hace poco, aparece con las marraquetas, siempre las marraquetas, pero esta vez con mantequilla y un té. Gracias mamá, gracias mamá, cómo te lo digo?

sábado, 17 de enero de 2009

Ejercicio Cuatro


(Pamela Olate)



Me escondo, entre estas cajitas con olor a perro mojado, con pavor escucho sus pesados pasos… las muñecas de porcelana me miran con sus impávidos rostros, con un grito silencioso les pido que me ayuden, pero ellas con sus también silenciosas voces se ríen de mi, con carcajadas que traspasan cada uno de mis poros dilatados. No creo poder soportar nuevamente sus inmensas manos sobre mí, tocándome, con sus dedos callosos y duros, con esas palmas ásperas y a la vez húmedas, ávidas de poseerme como a un animal abandonado, tampoco creo poder soportar su cuerpo sobre mi cuerpo, su gran espalda llena de pelos, su piel pálida, como si jamás lo hubiese tocado un rayo de sol… Toma mi cuerpo frágil recogido como feto, ya mis dedos casi invisibles son succionados por mi palidecidos labios, como esperando obtener un acido jugo que destroce mis sesos y mis piernas casi inertes… No puedo olvidar el comienzo de todo, su halito sobre mis orejas, su olor a cerdo recién almorzado, su olor a viaje de trece horas… Su mirada, profunda y siniestra se apodera de la mía, me posee con más fuerza que su propio cuerpo, me subyuga a sus más oscuros deseos, sus ojos negros se posan sobre mi, como dos grades cuervos, comiendo mi carne desvastada, alimentándose de mis llagas, de la podredumbre de mis pensamientos, y yo en la tierra húmeda me retuerzo desnuda, esperando por un poco de paz, por un poco de luz, que sé, nunca encontraré, porque en esta oscuridad solo encontrare los infinitos y salvajes aullidos de la desesperanza, que alguna vez conocí en otro lugar al que no pertenecí…